Protección solar en niños: ¿por qué es tan importante?
La piel del niño es una piel inmadura ya que se encuentra en plena formación en los primeros años de vida y posee un capital celular único desde el nacimiento. De ahí la importancia de protegerla de los factores externos entre los que se encuentran la radiación UV.
Esta inmadurez se manifiesta en distintos niveles:
- Los melanocitos o células responsables de la síntesis de la melanina son menos abundantes, por lo que la fotoprotección es mucho menor en niños que en adultos.
- Las células inmunitarias de la piel tampoco están aún en su máximo desarrollo, lo que se traduce en una menor protección de forma general.
- La piel es más fina y permeable, por lo que la radiación puede penetrar más fácilmente.
- Las glándulas sebáceas y las sudoríparas están inmaduras y ante una exposición solar prolongada o de calor intenso, no pueden producir el sudor suficiente. Se produce entonces el riesgo de sufrir un golpe de calor, que puede ser mucho más grave si el niño no está bien hidratado.
Para que seamos conscientes, a los 18 años ya hemos gastado el 50% del nuestro capital solar, de ahí la importancia de mantenerlo y reforzarlo en la medida de lo posible.
¿Cómo proteger a los niños del sol?
En los primeros seis meses hay que evitar exponer a los bebés directamente al sol. A partir de los 6 meses hasta los 2 años aproximadamente, debido a la gran permeabilidad de su piel, lo ideal es el uso de fotoprotector mineral o cremas solares pediátricas testadas. Aun así, debemos evitar su exposición solar de 11.00 a 16.00 horas, además de utilizar gorro, gafas y ropa ligera de algodón.
Los protectores solares pediátricos SPF 50+ que no sean minerales, siempre deben aplicarse al menos media hora antes de la exposición solar e ir renovándolos cada hora u hora y media, así como después de cada baño de larga duración. Recuerda que hay que aplicar factor de protección solar, tanto protector solar facial como corporal, siempre que vayan a permanecer al aire libre, ¡y no solo en la playa y la piscina!
En los primeros seis meses hay que evitar exponer a los bebés directamente al sol.
Por último y no menos importante, debemos reforzar la protección de su piel con los llamados protectores solares orales, como es Heliocare 360º Junior Oral Sticks. Con su tecnología Fernblock®+, aumentan la resistencia de la piel de los más pequeños al sol y reducen el riesgo de quemadura solar. Tienen un sabor agradable a naranja y son eficaces desde la primera toma, aunque siempre combinando con la fotoprotección tópica. Este complemento en indispensable en niños a partir de cuatro años con exposición solar intensa o en niños con alergia solar o con dermatitis atópicas.
No debemos olvidarlo, nuestra piel tiene memoria y guarda las agresiones solares que recibe durante la infancia y que en edad adulta pueden dar lugar a daños visibles. Numerosos estudios han demostrado que las quemaduras solares en niños representan un factor de riesgo de desarrollar un melanoma en la edad adulta. ¡Cuida su piel con el protector solar para niños adecuado!