Media Maratón de Foroya Vakrasta (Islas Feroe)
Hoy la Dra. Montse Pérez nos relata como fue su experiencia en la Media Maratón de Foroya Vakrasta (Islas Feroe).
La Dra. Montse Pérez fue Adjunta en el Servicio de Dermatología del Hospital de Sant Pau de Barcelona hasta 2008. El pasado año recibió el XXVI Premio Nacional de Cultura Viva en Medicina y Biología y en 2015, el premio a la excelencia profesional por el COMB en Cooperación Internacional y gestión.
¡La experiencia ha sido extraordinaria! Media maratón de Foroya Vakrasta, en la Islas Feroe con un tiempo maravilloso sin olvidar Heliocare 360º Water Gel SPF50+.
La carrera es dura por su desnivel pero preciosa por el paisaje. A la llegada, ¡sorpresa! Escucho mi nombre por megafonía. ¡Segunda de mi categoría! ¡Podium! Así que medalla por finisher y ¡medalla de 2ª clasificada!
Una de mis compañeras de pódium, nativa de la isla de Kalsoy, al enterarse de que me dedico a la dermatología , me comenta que no puedo abandonar este archipiélago sin visitar y conocer a la Mujer Foca, la Kópakonan.
¿Conoces la leyenda de la Mujer Foca?
La isla de Kalsoy, una de las más septentrionales y aisladas de las Feroe, inhóspita, incomunicada y azotada por los fríos vientos del ártico, a la que se llega en ferry. Una sola carretera atraviesa esta isla, estrecha y alargada que conduce hasta Mikladalur para descubrir la leyenda de esta escultura femenina.
Su figura aparece con el mar de fondo en el litoral escarpado y para acceder hasta la costa es necesario descender una gran escalinata que nos conduce a los pies de Kópakonan.
La leyenda cuenta que todas las focas son personas que han decidido pasar su vida bajo las aguas del océano, enfundadas en su magnífica piel de foca. Una vez al año, la víspera de Reyes, regresan a la costa para reunirse en una de las cuevas de los acantilados, desprenderse de su piel y volver a ser personas. Bailan y cantan hasta el alba.
Un joven se propuso espiarlas y observó como todas ellas, se desprendían de su piel y la escondían en la playa para no perderla. Una de ellas encandiló al joven por su belleza y éste, decidió robarle la piel. Al darse cuenta de ello, intentó persuadir al muchacho pero él no atendió a razones y la joven no pudo regresar al mar.
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Los años pasaron y el muchacho se casó con la joven, con la que tuvo tres hijos y la piel de foca estaba bien custodiada en un baúl de la casa bajo llave. Un día salió a faenar y descubrió que había olvidado la llave del baúl en casa. A su regreso descubrió que ella, había abandonado la casa .
La mujer había encontrado al fin su piel de foca. Con ella en la mano, caminó hasta la orilla de la playa, melancólica por abandonar a sus pequeños pero feliz de regresar a su hogar.
Bajo el estruendo de una ola al chocar contra las rocas, se giró y desapareció en las profundidades del océano.
El marido cegado por el rencor y la venganza planeó asesinar a todas la focas al año siguiente. Pero tuvo un sueño en el que su esposa le advertía de la maldición que caería sobre todos los hombres de la isla “todos moriréis en el mar”. Ignoraron ese sueño y mataron a todas las focas! Desde entones no se ha vuelto a ver una foca por eses latitudes y si un hombre muere en el mar se recuerda la leyenda de la Kópakonan.
¡Una historia en la que la PIEL tiene su protagonismo! Todos tenemos que cuidar y mimar nuestra piel: es nuestro revestimiento, nuestro abrigo, nuestro manto, etc., que nos permite vivir en nuestro medio, como la piel de la foca, ¡imprescindible para vivir en el mar!
Y seguro que durante su estancia en la tierra, necesitó de un buen fotoprotector para sobrevivir bajo los rayos solares y las inclemencias del tiempo.