Mecanismos de defensa ante las radiaciones solares

En “Vida al Sol” ya sabemos que la adaptación al sol no es la misma para todos. Nacemos con una capacidad limitada y proporcional a condiciones genéticas que se reflejan en los diferentes fototipos, usando términos contables, partimos de un «saldo solar», el cual se va reduciendo progresivamente.

Afortunadamente, el cuerpo humano tiene unos mecanismos de defensa naturales ante las radiaciones. Nos parece muy interesante poder compartir con todos vosotros esta información, pero tampoco queremos abrumaros con excesivos términos de golpe.

Por eso hemos decidido dividirlo en dos partes: los mecanismos naturales de defensa visibles y los no visibles.

Mecanismos naturales de defensa visibles

Bronceado, producido por la activación de la síntesis de la melanina, que es el protector natural base y diferente en cada persona, un pigmento color negro o pardo que se deriva del aminoácido tirosina y fabricado por nuestro organismo cuando nos exponemos al sol. El bronceado representa el primer indicador visible que nuestro cuerpo ha puesto en marcha diferentes mecanismos de defensa para protegerse de la radiación solar.

Hiperqueratosis, es un engrosamiento de la capa externa de la piel, la capa cornea. Esta capa superficial contiene una proteína resistente y protectora, llamada queratina. Este engrosamiento es a menudo parte de la protección normal de la piel contra una agresión externa como el Sol.

Protección contra los radicales libres

Los radicales libres son moléculas inestables y muy reactivas que pueden llegar a provocar a lo largo de la vida efectos negativos para la salud por su capacidad para alterar proteínas, lípidos o grasas e incluso genes. Si bien se producen de forma natural en el organismo en distintos procesos que son imprescindibles para la vida hay también otros factores que aumentan su producción más de lo deseable, entre ellos, la radiación solar.

Nuestro organismo está diseñado para generar antioxidantes capaces de neutralizar esos radicales libres pero esta capacidad no es ilimitada y un daño prolongado hace que el número de radicales aumente de forma exagerada y que nuestro organismo no pueda responder eficazmente contra ellos. Esto genera daños celulares, envejecimiento prematuro, etc

Los sistemas de reparación de ADN

El ADN es el material genético de nuestras células, el lugar donde se guarda toda la información genética de un individuo, una información única e irrepetible. Este material genético es el que determina la existencia de las proteínas encargadas del correcto funcionamiento de nuestras células.

El sol provoca la producción de proteínas defectuosas que alteran tanto el material genético como su funcionamiento. Nuestro cuerpo es capaz de defenderse de forma natural, reparando estas proteínas defectuosas, pero solo hasta un cierto punto. Una exposición prolongada al sol y sin una protección adecuada hace que se sobrepase la capacidad reparadora de nuestro organismo pudiendo aparecer alteraciones genéticas, responsables entre otros daños, del cáncer de piel

En resumen nuestras defensas no son ilimitadas así que debemos protegerlas a través de la fotoprotección tópica y oral para minimizar los daños prejudiciales del Sol y poder disfrutar de una vida saludable al Sol.