La piel de los niños, por el Dr. Carlos Morales
Hoy en Fernblog para hablarnos de la piel de los niños, tenemos la suerte que nos visite el Dr. Carlos Morales. Especialista en dermatología clínica y estética en Madrid. Compagina su actividad clínica e investigadora en el Hospital Universitario Ramón y Cajal y en Grupo de Dermatología Pedro Jaén. Miembro de la Academia Española de Dermatología (AEDV), de la Academia Europea de Dermatología (EADV), de la International Dermoscopy Society (IDS) y del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM). Si queréis estar informados de las principales novedades científicas en el campo de la dermatología, podéis seguirle en redes sociales en sus perfiles de Instagram y Twitter @drmoralesraya.
La piel de los niños es extremadamente vulnerable al sol
habiéndose demostrado que las quemaduras solares en la infancia y adolescencia multiplican el riesgo de padecer melanoma en la edad adulta, por lo que proteger su piel es de vital importancia.
Además la fotoexposición crónica es causa directa de varios tipos de cáncer de piel, por lo que una adecuada educación en fotoprotección en la edad infantil inculcará en nuestros peques unos hábitos saludables en lo que a exposición solar se refiere.
Hemos de diferenciar dos etapas en la edad infantil donde hay ciertas diferencias en cuanto a la fotoprotección.
Bebés menores de 6 meses
Presentan una piel muy inmadura con poca producción de melanina por lo que se desaconseja la exposición directa al sol, recomendándose cubrir de ropa todo el cuerpo y usar fotoprotección física con sombrilla, sombrero… No se aconseja el uso de fotoprotección tópica ya que la superficie cutánea de absorción del bebé es muy grande en relación con su tamaño.
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Por encima de los 6 meses
los niños tienen un sistema de protección natural frente a las radiaciones solares todavía algo inmaduro, por lo que se recomienda citar la exposición directa en las horas de máxima incidencia de radiación (11-17h). Además debemos extremar los cuidados en protección física cubriendo con prendas frescas y a ser posible que incorporen filtros solares. En las partes no cubiertas se recomienda el uso de filtros solares específicos pediátricos. Se pueden usar filtros solares físicos o minerales que reflejan la radiación, prefiriéndose éstos en los niños más pequeños y con tendencia a la atopia, ya que presentan menos riesgo de intolerancia a nivel cutáneo. Por otro lado podemos usar los filtros químicos tradicionales pediátricos que ejercen su acción protectora a través de una reacción fotoquímica en la capa más superficial de la piel.
Debemos tener en cuenta que la piel del niño es mucho más sensible y por ello es imperativo renovar el filtro cada 90-120 minutos, evitando así quemaduras solares, que, como hemos dicho su aparición multiplica el riesgo de aparición de melanoma en la edad adulta.