Guía Vida al Sol: La Dra. Mayte Truchuelo nos habla de filtros solares
Es importante conocer qué tipos de filtros solares existen y cómo debemos aplicarlos para realizar una correcta fotoprotección. Los podemos dividir en 3 grupos: Filtros físicos (cremas, ropa, gafas de sol, gorra o sombrero), Filtros químicos (clásicos y formulados a base de proteínas que modifican ADN) y Biológicos o antioxidantes (orales y tópicos).
Dentro de los filtros físicos se incluyen todos esos productos que, aplicados sobre nuestro cuerpo, bloquean la penetración de la radiación solar al producir la reflexión de dicha radiación. Bloquean así el paso de todo tipo de radiación: ultravioleta, infrarrojo y visible. Así tenemos por una parte los fotoprotectores (en crema o loción) físicos destinados a aplicarse directamente sobre nuestra piel (conocidos también como con “efecto pantalla” y utilizados en niños menores de año y medio, pacientes con dermatosis, pieles reactivas, etc).
Por otra parte, dentro de la fotoprotección física se incluirían las gafas solares. Las gafas solares se consideran un producto sanitario cuyo objetivo es amortiguar la radiación ultravioleta A y B, visible y disminuir el deslumbramiento mediante el uso de filtros (lentes) especiales. Algunas protegen además de la radiación infrarroja. La tecnología actual permite fabricar, de manera rápida, sucedáneos de de gafas de sol que no cumplen los requerimientos necesarios y pueden incluso ser perjudiciales para el ojo. Un requisito indispensable es que lleven la marca CE que garantiza que la gafa cumple unos requisitos de calidad requeridos por la comisión europea. Se recomienda además adquirirlos en establecimientos sanitarios. Debemos escoger la gafa solar dependiendo del uso que le vayamos a dar, ya que existen 5 categorías según el grado de absorción de radiación (desde 0 que absorbe <20% para luminosidad muy baja hasta 4 que absorbe 92-98% de la radiación para luminosidad muy fuerte como es en montaña por ejemplo).
Existen también gorras y sombreros: permiten cubrir el cuero cabelludo, especialmente importante en usuarios con alopecia en los que la pérdida de cabello deja desprotegida a la piel del cuero cabelludo. Son preferibles los sombreros/pamelas ya que con el ala van permitir cubrir también las orejas y región posterior del cuello. Su uso no excluiría la necesidad de tratamiento tópico.
Hoy en día existen también textiles o ropa con protección ultravioleta. Protegen frente a la radiación mediante la dispersión o reflexión de la misma. Puede ser bañadores, ropa destinada a trabajo en exteriores, toldos, sombrillas, etc. El factor de protección ultravioleta (FPU) determinará si ese textil protege en mayor o menor medida frente a RUV. Así tejidos con FPU entre 15-24 se considera una buena protección porque transmiten entre un 4,2-6,7 % de radiación UV. Tejidos con FPU entre 25-39 se considera una protección muy buena porque transmiten entre 2,6 y 4,1 % de radiación UV. Tejidos con FPU = o >40 se considera una protección excelente porque transmiten menos del 2,5 % de la radiación UV. Viene reflejado en el etiquetado de la prenda. Deberemos buscar FPU > 30. Se obtiene mejor protección con tejidos de mayor grosor, más densos, colores oscuros, fibras como lana o poliéster (a diferencia del algodón o seda que aunque son tejidos frescos aportan poca fotoprotección), que contengan fibras químicas por ejemplo hidrobenzofenona o que combinen también minerales como óxido de titanio, oxido de zinc…
Respecto a los filtros químicos son quizás los más utilizados. Están formulados a base de moléculas orgánicas que absorben la radiación ultravioleta y la transforman en radiación térmica inocua para nuestra piel. Pueden absorberse a través de la piel por lo que se intenta evitar su uso en niños menores de 2 años, pieles dañadas (ejemplo heridas) o pieles intolerantes.
Los filtros biológicos están formulados a base de antioxidantes y actúan impidiendo la formación de radicales libres tóxicos para la piel. En este grupo se incluyen antioxidantes orales y antioxidantes tópicos como son por ejemplo la vitamina C y vitamina E, betacarotenos, polypodium leucotomus, etc. Aumentan el espectro de protección de los filtros químicos convencionales por lo que usarlos en combinación es una excelente opción.