¿Cuáles son los efectos de la contaminación en la piel? Descubre cómo combatirlos
La contaminación del aire es un problema global que afecta a la salud de las personas. En la piel, esta exposición provoca falta de elasticidad y firmeza, manchas, pérdida de luminosidad, arrugas y deterioro de la barrera cutánea. Además, puede agravar algunas patologías cutáneas. La clave para combatir estos signos de envejecimiento es utilizar tratamientos dermatológicos de calidad que protejan a piel de estas agresiones.
Diariamente, sin casi ser conscientes de ello, las personas deben enfrentarse a multitud de agentes agresores que contaminan el ambiente y provocan daños cutáneos. Por ejemplo, un simple paseo por la ciudad hace que la piel se exponga a una concentración muy alta de sustancias químicas provocadas por las emisiones de los vehículos y la combustión de otros tipos de materia orgánica, como el tabaco o los residuos. Estas sustancias pueden ser 20 veces más pequeñas que un poro y, debido a su naturaleza lipídica (grasa) afín a la piel, son capaces de atravesar la barrera cutánea.
Estos agentes contaminantes provocan efectos nocivos en la salud cutánea. Para evitarlos, es necesario conocer cómo actúan.
Metales pesados
En el aire se encuentran altos niveles de metales pesados, como el cadmio, el arsénico y el plomo, que aparecen en la incineración de las basuras, en la producción de cemento, hierro y acero o en la combustión de gasolina, entre otros procesos. La peligrosidad de estos metales pesados es muy alta ya que no son ni química ni biológicamente degradables. Por lo tanto, una vez emitidos, permanecen en el ambiente durante cientos de años. La exposición a estos metales pesados tiene un efecto de acumulación en el organismo y provoca daños importantes en la función barrera de la piel.
Humo del tabaco
El humo del tabaco es un agente agresor muy complejo ya que está compuesto por miles de sustancias químicas, entre las que se incluyen metales pesados y monóxido de carbón. El daño en la piel, producido por el tabaco, provoca su deshidratación y hace que esta pierda prematuramente su elasticidad y luminosidad.
Radicales libres
Otro factor peligroso para la salud cutánea es la acción de los radicales libres, moléculas de oxígeno reactivas cuyo efecto oxidante resulta dañino para la piel. El organismo tiene su propio mecanismo de defensa para neutralizar los daños de estas moléculas a través de los antioxidantes. Sin embargo, cuando hay un desequilibrio y el cuerpo genera menos antioxidantes de los necesarios, los radicales libres empiezan a dañar a las células, las proteínas y el ADN provocando un proceso que se conoce como estrés oxidativo.
Los radicales libres favorecen una cascada de reacciones inflamatorias en la piel que afectan a lasnciones celulares. Entre las células afectadas se encuentran, por ejemplo, los fibroblastos y queratinocitos, responsables de la formación de colágeno, elastina y ácido hialurónico, que son los que dan a la piel un aspecto firme y saludable. Con el paso del tiempo, es normal que la renovación celular y la producción de estos componentes vaya disminuyendo, pero el estrés oxidativo acelera el proceso y, en consecuencia, la piel pierde luminosidad y aparecen arrugas de forma prematura. Además de la alteración de los fibroblastos y la degradación del colágeno, la polución provoca daños en la matriz extracelular, es decir, la estructura que rodea y soporta a las células que se encuentran en los tejidos, por lo que la piel pierde hidratación y firmeza.
Efectos de la contaminación
La polución afecta gravemente a la barrera cutánea, compuesta por millones de microorganismos ue forman la flora cutánea, y que funciona como escudo protector de la piel. Cualquier desequilibrio en la flora afecta a los lípidos que son necesarios para que la barrera cutánea cumpla su función, haciendo que la piel se vuelva más frágil y, por lo tanto, más vulnerable a los daños que provoca la contaminación. Además, cuando las partículas contaminantes bloquean los poros, crean las condiciones ideales para el crecimiento de la bacteria involucrada en la aparición del acné.
Otro de los efectos nocivos de la contaminación es que provoca la activación de una proteína llamada receptor AhR (Arilhidrocarburo) quegula la actividad celular, la producción de melanina y la inflamación. El AhR se activa con la presencia de agentes contaminantes, lo que desencadena la inflamación. Este proceso afecta a la integridad cutánea, al sistema inmune dermatológico y a la pigmentación.
Precisamente, la hiperpigmentación es uno de los efectos más visibles de la contaminación en la piel. Este signo de envejecimiento aparece cuando la proliferación de melanocitos (células responsables de la producción de melanina), se activan con la contaminación, lo que tiene como consecuencia la consiguiente aparición de manchas cutáneas.
Cuidados para la piel
Para prevenir los efectos nocivos de la contaminación es necesario seguir una rutina saludable de cuidado de la piel. El primer paso es limpiar correctamente el rostro y el cuello, tanto de día como de noche, para eliminar los restos de partículas de los contaminantes atmosféricos. Conviene utilizar siempre, incluso en invierno, productos que contengan protección solar para resguardarse de la acción de los rayos UVB Además, existen activos específicos que han demostrado eficacia frente a los contaminantes urbanos. Respecto a la alimentación, es importante seguir una dieta sana y equilibrada, rica en frutas y verduras, para que la piel reciba los nutrientes que necesita. Tampoco hay que descuidar el ejercicio físico, aunque si se realiza en el exterior conviene evitar los lugares con mucho tráfico, proteger correctamente la piel del sol y limpiarla muy bien por la noche.
En casa, es recomendable instalar humidificadores o purificadores de ambiente si se quiere evitar la presencia de partículas contaminantes. Estos cuidados son especialmente importantes para las personas con pieles sensibles o aquellas que tengan dermatitis atópica, ya que son más vulnerables a los efectos nocivos de la contaminación y a la deshidratación que conlleva, lo que puede agravar su condición dermatológica.
Los productos que se utilicen para combatir los efectos de la contaminación en la piel deben contener ingredientes que refuercen e hidraten la barrera cutánea, bloqueen la activación del receptor AhR y neutralicen el efecto de los radicales libres en las células y los metales pesados.