Contaminación digital: el enemigo invisible de la piel

La piel tiene muchos enemigos que contribuyen a su envejecimiento. Entre los más conocidos se encuentran la radiación solar, el paso del tiempo, los contaminantes ambientales y atmosféricos o los hábitos de vida poco saludables. Sin embargo, existe un agente menos conocido que también afecta a la salud cutánea: la contaminación digital.

La gran mayoría de las personas relacionan la luz visible con la luz del sol y saben que esta puede provocar efectos negativos en la piel, si no se protege lo suficiente. Sin embargo, no suele ser tan conocido el hecho de que las bombillas LED o las pantallas de dispositivos electrónicos como tabletas, televisores, ordenadores y smartphones, producen luz visible que penetra en la piel y afecta a la salud cutánea.

El 40% de la luz visible emitida por las pantallas de los dispositivos que se utilizan a diario, es luz azul.

Esto supone un dato a tener en cuenta en un mundo permanentemente conectado donde se pasa una media de 6 horas al día delante de ordenadores, móviles y tablets.

¿Qué es la luz azul?

La luz azul forma parte del espectro solar. Su corta longitud de onda, situada entre 380 y 500 nm, proyecta una gran cantidad de energía, que, aunque en parte es beneficiosa para nuestro organismo, también puede ser perjudicial.

No solo es emitida por el sol, sino también, como decíamos anteriormente, por un gran número de fuentes luminosas artificiales como lámparas LED o pantallas de ordenadores, televisiones, móviles y tablets. Sólo una pequeña parte de la luz azul es potencialmente peligrosa, en concreto, la que contiene las longitudes de onda azul-violeta.

El 40% de la luz visible emitida por las pantallas de los dispositivos es luz azul.

¿Cuáles son los efectos perjudiciales de la exposición a la luz azul?

La sobreexposición a este tipo de luz tiene los siguientes efectos nocivos para la piel:

1. Activación de las metaloproteinasas: la acción de la luz visible puede hacer que estas enzimas se descontrolen y destruyan la matriz extracelular, es decir, el entramado de moléculas que hay en el espacio entre células. Entre ellas, están el colágeno y la elastina de la piel que se degradan por la acción de estas enzimas. Como consecuencia, se produce una pérdida de firmeza y elasticidad y aparecen arrugas en la piel del rostro.
2. Estrés oxidativo: Como resultado, aparecen los signos del envejecimiento como la falta de firmeza, sequedad, manchas o arrugas, entre otros.
3. Hiperpigmentación: la exposición a la luz azul de la pantalla produce una sobreproducción de melanina, lo que favorece la aparición de manchas en la piel. La tez se vuelve menos homogénea y se generan rojeces e hiperpigmentaciones incluso en fototipos altos.

La sobreexposición a este tipo de luz conlleva un aumento en la producción de los radicales libres y una disminución de la síntesis de colágeno y elastina, acelerando la pérdida de firmeza de la piel y favoreciendo que las líneas de expresión se conviertan en arrugas profundas.

 Cómo combatir los efectos de la luz azul

Ante las consecuencias de la exposición a la luz azul, ¿qué acciones conviene llevar a cabo para proteger la piel?

Seguir una rutina específica

En el cuidado diario de la piel no deben faltar los productos hidratantes con fórmulas ricas en antioxidantes, como la vitamina C, el ácido ferúlico y la vitamina E, para combatir la acción de los radicales libres.

Los antioxidantes restauran la firmeza del rostro y corrigen los signos de envejecimiento como la pigmentación, la falta de luminosidad y las arrugas. Además, estudios recientes han demostrado que la tecnología exclusiva patentada por Cantabria Labs llamada Edafence®, extraída de una gramínea originaria de la Antártida (Deschampsia Antarctica), previene y repara los daños causados por la luz azul.

Utilizar protectores solares

Está demostrado que la luz azul estimula la producción de melanina, provocando la aparición de manchas cutáneas. Por lo tanto, conviene utilizar crema protectora con un SPF alto, a partir de 50, para proteger la piel. Una buena fotoprotección, además de filtros solares, debe incluir antioxidantes y reparadores en su fórmula para proteger a la piel de los daños de la contaminación digital.

Cuidar el contorno de ojos

Los ojos y la piel del contorno sufren con la exposición intensa a la luz que emiten las pantallas. Conviene apartar la vista del ordenador o del móvil con frecuencia. Es importante utilizar un contorno de ojos cuyos ejes de acción sean: la hidratación, la mejora del drenaje, la protección de los agentes externos y la regeneración.

Desconectar

La falta de descanso y sueño continuados, debido a la sobreexposición a las pantallas, tiene consecuencias muy negativas para la piel. Entre ellas, deshidratación y disminución de la síntesis de colágeno, con la consiguiente pérdida de luminosidad y firmeza. Por lo tanto, conviene intentar exponerse lo menos posible a la luz azul de la pantalla y disfrutar de periodos de desconexión. Seguro que la piel lo agradecerá.