El ácido glicólico es uno de los activos más reconocidos y utilizados en dermatología cosmética por su capacidad para renovar la piel desde las capas más superficiales. Este ingrediente forma parte de la familia de los alfa-hidroxiácidos (AHA) y actúa como un potente exfoliante químico, capaz de eliminar las células muertas, suavizar la textura cutánea y mejorar visiblemente la luminosidad.
Gracias a su alta eficacia y versatilidad, se ha convertido en un aliado clave en rutinas de cuidado facial orientadas a combatir signos de envejecimiento, manchas, poros visibles o piel apagada.
¿Qué es el ácido glicólico?
El ácido glicólico es un ingrediente de origen natural, derivado de la caña de azúcar. Pertenece a la familia de los alfa-hidroxiácidos (AHA) y se caracteriza por tener una estructura molecular muy pequeña, lo que le permite penetrar fácilmente en las capas más superficiales de la piel.
Gracias a esta propiedad, es un activo ampliamente utilizado en tratamientos faciales para exfoliar, mejorar el tono y aportar una textura más uniforme a la piel.
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¿Para qué sirve el ácido glicólico y qué hace en la piel? Propiedades y beneficios
El ácido glicólico actúa eliminando las células muertas acumuladas en la superficie cutánea, favoreciendo el proceso de renovación celular. Sus principales beneficios son:
- Exfoliación suave pero eficaz.
- Mejora del tono y la luminosidad de la piel.
- Reducción de líneas de expresión finas y arrugas.
- Disminución de manchas e hiperpigmentaciones.
- Ayuda a minimizar poros y prevenir imperfecciones.
Su uso está recomendado tanto para pieles con signos de envejecimiento como para pieles con textura irregular, manchas o tendencia acneica.
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¿Cómo usar el ácido glicólico?
El ácido glicólico debe introducirse de forma progresiva en la rutina de cuidado facial, preferiblemente por la noche y con la piel completamente limpia. Algunos consejos clave:
- Frecuencia: se recomienda comenzar con 2-3 aplicaciones semanales e incrementar según tolerancia.
- Concentración: de nuevo lo idóneo es empezar paulatinamente con productos de baja concentración y avanzar gradualmente.
- Protección solar: es fundamental aplicar fotoprotección de amplio espectro cada mañana, ya que el ácido glicólico puede aumentar la sensibilidad solar.
El ácido glicólico es apto para la mayoría de los tipos de piel, aunque debe usarse con precaución en pieles muy sensibles o reactivas.
Es especialmente beneficioso para quienes presentan:
- Tono apagado o irregular
- Textura áspera o engrosada
- Líneas finas y arrugas
- Marcas post-acné o manchas solares
- Poros dilatados
En estos casos, su uso regular puede ayudar a mejorar notablemente el aspecto general de la piel.
El ácido glicólico es un ingrediente eficaz y versátil, ideal para quienes buscan una piel más suave, luminosa y uniforme. Usado correctamente, puede marcar un antes y un después en tu rutina cosmética.
Los efectos del ácido glicólico pueden comenzar a notarse tras las primeras semanas de uso, especialmente en lo que respecta a la mejoría de la textura y la luminosidad de la piel. No obstante, los resultados más visibles —como la reducción de manchas, poros o líneas finas— suelen observarse entre las 4 y 8 semanas, dependiendo de la concentración del producto, la frecuencia de uso y la respuesta individual de la piel.
Ambos activos tienen efectos renovadores, pero actúan de forma distinta:
- Ácido glicólico: es un exfoliante químico que actúa en la superficie de la piel, eliminando células muertas y favoreciendo la renovación celular. Mejora la textura, la luminosidad y la apariencia de poros y manchas.
- Retinol: es un derivado de la vitamina A que actúa a un nivel más profundo, estimulando la producción de colágeno y acelerando la regeneración celular desde el interior. Está especialmente indicado para tratar arrugas, flacidez y envejecimiento.
Ambos ingredientes pueden formar parte de una rutina de cuidado facial, pero no deben aplicarse juntos en la misma noche, especialmente en pieles sensibles.
El ácido glicólico y la niacinamida son ingredientes compatibles y pueden complementarse bien dentro de una rutina de cuidado facial. Mientras que el ácido glicólico exfolia y mejora la textura de la piel, la niacinamida ayuda a calmar, reforzar la barrera cutánea y controlar la producción de sebo.
Pueden utilizarse en momentos distintos (por ejemplo, glicólico por la noche y niacinamida por la mañana), o incluso en la misma rutina, aplicando primero el ácido glicólico y, después, un producto con niacinamida.
Si, se puede mezclar ácido glicólico y vitamina C en la rutina, siempre que se haga de forma adecuada para evitar irritaciones, especialmente en pieles sensibles.
Una buena estrategia es combinar en una misma rutina productos como Endocare Renewal GlycoPerfect Cleanser que exfolia suavemente durante la limpieza, y el Endocare Radiance C Ferulic Serum Gel, ideal para aportar luminosidad y protección antioxidante durante el día.
Otra opción es alternarlos: aplicar ácido glicólico por la noche y vitamina C por la mañana, aprovechando al máximo sus beneficios exfoliantes y antioxidantes sin comprometer la tolerancia cutánea.
Sí, el ácido glicólico y el ácido hialurónico son perfectamente compatibles. De hecho, combinarlos es una excelente opción, ya que el glicólico exfolia y renueva la piel, mientras que el ácido hialurónico aporta hidratación y elasticidad.
Puedes aplicar un producto con ácido glicólico y, a continuación, uno con ácido hialurónico, como Endocare Age Barrier Niacinal.
Es preferible evitar la combinación del ácido glicólico con otros activos que también tienen acción exfoliante o irritante, para no sobrecargar la piel. Algunos ejemplos de ingredientes que no deben usarse junto al ácido glicólico en la misma rutina son:
- Retinol o derivados de la vitamina A
- Peróxido de benzoilo
- Otros ácidos exfoliantes como ácido salicílico o ácido láctico (salvo en fórmulas formuladas específicamente)
La mejor opción es alternar su uso en días distintos o consultar con un dermatólogo si quieres combinarlos.