¿Cómo cuidar la piel de la cara?
Si hay una parte del cuerpo donde la piel es delicada y débil, es la cara, siempre expuesta a agentes externos que la van deteriorando: el frío, el viento, el sol, la contaminación, el tabaco…
Esta semana en “Todo por tu piel” queremos compartir con tod@s vosotr@s algunos consejos básicos para cuidarla y mantenerla en perfectas condiciones.
Como os decíamos la piel de la cara es particularmente sensible, sobre todo en determinadas zonas, como labios o contorno de los ojos, donde es frágil y especialmente fina, hasta cinco veces más que la del resto de la cara, además de poseer menos colágeno y elastina.
Para empezar a cuidarnos, lo primero es conocernos, esto es clave. Hagamos un breve repaso por los distintos tipos de piel y sus principales características:
- Piel normal: es el tipo de piel ideal, el que todos desearíamos tener. Bien hidratada, equilibrada pero sobre todo en buenas condiciones como barrera protectora.
- Piel sensible: reacciona intensamente y resulta dañada con facilidad por factores externos y alérgenos debido a que tiene debilitada su función protectora.
- Piel grasa: se caracteriza por el exceso de grasa o sebo producida por las glándulas sebáceas que favorece la aparición de comedones lo que todos conocemos como espinillas.
- Piel seca: de aspecto apagado y sin vida, a este tipo de piel le falta hidratación, tiene tendencia a la aparición de arrugas.
- Piel mixta: una de las más complicadas de cuidar ya que presenta dos tipos, seca y grasa. Leve exceso de grasa en la zona T (frente, nariz y mentón) y más seca en pómulos y mejillas.
Una vez que conocemos nuestro tipo, ya podemos elegir correctamente los productos y el tratamiento más indicado. Como ya supondréis, no es lo mismo tratar una piel seca a una grasa o mixta. Aunque sea cual sea la naturaleza de la nuestra hay una serie de reglas básicas e imprescindibles que nunca debemos olvidar si deseamos tener un cutis radiante todo el año.
- Limpieza: es la base para mantener una piel saludable y más receptiva a los tratamientos posteriores. Obligatorio limpiarse la cara al menos dos veces al día, mañana y noche.
- Hidratación: la piel tiene su propio mecanismo de hidratación natural que nos protege de agresiones externas pero no es suficiente y debemos aportar una ayuda extra. Una crema hidratante que se adapte a nuestras características que evite la sequedad y las arrugas. Debemos aplicarla tras la limpieza.
No olvidemos hidratarnos también por dentro, os aconsejamos beber al menos 2 litros de agua al día. Esto contribuye a tener la piel menos seca, más oxigenada.
- Protección: Utiliza siempre protector solar tanto en verano como en invierno. Debemos recordar que aunque la radiación UVB es más intensa en verano y es la responsable de la quemadura solar, la UVA, está presente los 365 días del año, y sus efectos son a largo plazo.
Entre ellos envejecimiento prematuro, manchas cutáneas, alergias solares e incluso el temido cáncer de piel..
- Nutrición: Una dieta sana y rica en ácidos grasos esenciales como el omega-3 presente en el pescado azul o en los vegetales de hoja verde y la ingesta de nutrientes con funciones antioxidantes como son las vitaminas A, C y E favorecen la regeneración celular y la producción de colágeno.
Y para terminar, duerme entre 6 y 8 horas y realiza ejercicio físico al menos tres veces por semana ya que mejora la circulación.
Sabemos que no siempre tenemos tiempo en nuestro ajetreado día a día, y aunque nos gusta lucir una piel saludable y cuidada, cumplir estas reglas nos resultará a veces complicado. Pero es importante dedicarle unos pocos minutos al día, la piel de nuestra cara se lo merece. La constancia es vital si queremos conseguir buenos resultados.
Y ya sabéis, contáis con nosotros, os queremos ayudar y asesorar, estamos a vuestra disposición para cualquier duda o consulta.